martes, 3 de junio de 2008

Las delicias del Mercado Negro

Karla Maldonado
En un punto de nuestra bella ciudad de Ensenada se encuentra uno de los lugares más populares de esta región, es muy peculiar debido a su aroma, arreglo y contenido. En este caso estamos hablando del Mercado Negro, el cual es famoso por vender marisco de todo tipo hablando específicamente de atún, camarón, langosta, pulpo, almejas y una infinidad más de especies.
Es un lugar muy visitado por turistas de todo el mundo, al entrar lo primero que percibes es el olor a pescado, un olor penetrante, apestoso e incómodo pero es uno de sus rasgos característicos, cuando caminas por los pasillos ves una inmensa cantidad de peces tan bien acomodados que comienzas a imaginarte cada uno de los platillos que podrías hacer con ellos, además de que en sus alrededores hay restaurantes que te permiten conocer las especialidades de Ensenada.
Los pasillos son largos y los rodean distintos puestos; en el piso podemos encontrar gran cantidad de agua del hielo derretido ya que el pescado debe estar siempre fresco así que por lo mismo hace un poco de frío, cuando sales y ves tus pantalones de abajo te das cuenta de que están mojados y además apestosos es una sensación rara pero despu♪0s de unos cuantos segundos se te olvida y sigues tu camino.
Las copas de los cócteles con los camarones que lo adornan son lo mejor, las galletas saladas que lo acompañan, la salsa, el aguacate hacen de este antojito una delicia.
He escuchado comentarios acerca de este mercado de mariscos como también es llamado, la gente se impresiona de la cantidad de pescado que puede encontrar ahí, a algunos les gusta el olor pero para otros es aberrante, no obstante prefieren pasarlo por alto y disfrutar todo lo que ven a su paso.
En cada puesto hay una persona gritando “pescado, pescado, lleve su pescado limpio y fresco” o también la frase dirigida a la señora ama de casa “¿cuánto va a llevar de pescado señora? Pásele, pásele”, estas frases son muy comunes y también tienen la intención de vender su producto y que las personas que caminan por sus pasillos volteen a ver lo bueno que tienen.
No cabe duda que el mar nos brinda una belleza de animales que podemos consumir de una manera exquisita y deliciosa.

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