martes, 3 de junio de 2008

Camino a casa

Karla Maldonado
¿Alguna vez uno de ustedes a tomado el camión para ir a casa o acaso a alguna otra parte? La verdad yo sí, he vivido muchas veces la acosadora mirada de otras personas y en su mayoría de los hombres, se siente incómodo que te vean como un bicho raro, que vean qué es lo que haces y lo que dices.

Es curioso escuchar siempre en el interior del camión el mismo tipo de canciones, música norteña y grupera, escuchar al chofer tararearla, ver a tu alrededor a las personas que están sentadas con la cara larga y desesperadas por llegar a su destino, otras recargadas en la ventana dormitando, los llantos y gritos de los niños inquietos, la temperatura del ambiente se siente sofocante solo piensas en hacer ya la parada para despejarte y respirar aire puro.

Siempre tienes que estar alerta porque uno no sabe si pueda ocurrir algo en cualquier momento, algunas veces estas con el temor de que se te pueda caer la cartera o el monedero, de que el chofer se acuerde de regresarte tu feria y que a ti tampoco se te olvide pedirla, el camión cae en los baches y comienzas a zangolotearte de un lado a otro, te sostienes fuertemente del asiento, cuando tu parada está cerca comienzas a sentir unos nervios espantosos en tu estómago piensas en ese momento en que se te va a pasar y no bajarás en donde tu deseabas, cuando el camión hace el alto para que puedas bajar empiezas a empujar y a decir “compermiso, compermiso, ¿me deja pasar? Voy a bajar”, la gente se hace a un lado a otras no les interesa, bajas y esperas a que el micro se marche, respiras profundo y sigues tu camino.

Viajar en un camión no es nada fácil debes estar consciente de todos los hechos habidos y por haber, es más bien una aventura, conoces caras nuevas, comportamientos nuevos y te das cuenta de la verdadera vida de un camión urbano.

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